- Afección que se relaciona con el desarrollo del cerebro
- Afecta la manera en que una persona percibe y socializa con otras personas
- Existen un amplio abanico de síntomas y gravedad
El Trastorno del Espectro Autista es una condición del neurodesarrollo que se caracteriza por la presencia de deficiencias en la comunicación y la interacción social. Está relacionado con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en que una persona percibe y socializa con otras.
El término “espectro” en el trastorno del espectro autista se refiere a un amplio abanico de síntomas y de gravedad. Antes estos trastornos se subdividían en autismo clásico, síndrome de Asperger, Síndrome de Rett, trastorno desintegrativo infantil y trastorno generalizado del desarrollo no especificado.
Sin embargo, ante la dificultad de hacer distinciones los médicos han optado por no usar esta terminología, y consideran todos estos trastornos como parte del espectro autista, o TEA.
Las personas con este trastorno pueden presentar patrones de comportamiento, de intereses o de actividades repetitivos con dificultades para hacer frente a los cambios inesperados.
Las causas del trastorno del espectro autista son genéticas, pero los factores del entorno pueden interactuar con estos. Estos cambios comienzan a ser evidentes a partir de los dos años, y perdurará durante todo el ciclo vital de la persona.

Signos y síntomas
Las personas que padecen TEA suelen presentar problemas con las destrezas sociales, emocionales y de comunicación. Pueden repetir comportamientos o no permitir los cambios en sus actividades diarias. Tanto niños como adultos con TEA podrían presentar estas características:
- No señalar objetos para demostrar interés
- No mirar los objetos cuando otra persona los señala
- Dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar interés por otras personas
- Evitar contacto visual y querer estar solos
- Tener dificultades para comprender los sentimientos de los otros y para comunicar sus propios sentimientos
- Evitar los abrazos o abrazar solo cuando ellos quieren
- Parecer que no son conscientes cuando otras personas les hablan pero responder a otros sonidos
- Mostrar mucho interés en las personas pero no saber cómo hablar, jugar ni relacionarse
- Repetir o imitar palabras o frases
- No jugar juegos de simulación
- Repetir acciones una y otra vez
- Tener dificultades para adaptarse cuando hay un cambio en la rutina
- Tener reacciones poco habituales al olor, el gusto, el aspecto, el tacto o el sonido de las cosas
- Perder las destrezas que antes tenían, como dejar de decir palabras que antes usaban
Diagnóstico
El diagnóstico de TEA puede ser difícil porque no existen pruebas médicas. Para llegar a un diagnóstico, los médicos suelen observar el comportamiento y el desarrollo del niño. A veces puede detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes, pero el diagnóstico realizado a los 2 años puede considerarse muy confiable.
El diagnóstico se basa en la observación del niño en un ambiente de juego y un cuidadoso intercambio con padres y maestros. Sin embargo no solo en la infancia puede diagnosticarse el TEA, sino también en la adolescencia y la adultez.

¿Cómo se tratan los trastornos del espectro autista?
El tratamiento debe comenzar lo antes posible luego del diagnóstico. Una atención adecuada puede disminuir las dificultades que tienen las personas al mismo tiempo que les ayuda a aprender nuevas habilidades y aprovechas sus fortalezas.
No existe un solo tratamiento para el Trastorno del Espectro Autista. Trabajar en colaboración con un médico es importante para encontrar el tratamiento adecuado. Los medicamentos pueden tratar algunos síntomas frecuentes en los TEA. Así el paciente tendrá menos problemas de irritabilidad, agresión, comportamientos repetitivos, hiperactividad, ansiedad y depresión.
Compenetrado con una terapia conductual, psicológica y educativa, que suelen estar altamente estructurados e intensivos, pueden ayudar al paciente a aprender habilidades necesarias para vivir independientemente, aumentar sus fortalezas y aprender habilidades sociales, de comunicación y de lenguaje.
¿Quieres saber más sobre el Trastorno del Espectro Autista? Estos libros te ayudarán.
A lo largo de todos estos años, he podido ver como ha aumentado la población de personas diagnosticadas con trastornos del espectro autista (TEA), se han formado terapeutas, asociaciones, centros terapéuticos y se ha dado a conocer el autismo en los medios y en la sociedad.
Tener información, inevitablemente, nos hace mejorar día a día nuestro trabajo, colabora para que las familias comprendan y obtengan herramientas para poder educar mejor a sus hijos, y también ayuda a que la sociedad sea mas comprensiva y este mejor dispuesta a la integración de personas con una discapacidad “no visible”.
Las personas con autismo aparentan ser “normales” en su aspecto, pero con “actitudes sociales” muy llamativas e inentendibles, que ubican a las familias en un lugar constante de culpa, vergüenza e incomprensión, por lo que libros como este son de gran importancia para entender la naturaleza de este tipo de trastornos, su magnitud e impacto en la vida familiar, escolar y social.
La inclusión plena de las personas con autismo y sus familias en la comunidad mejora la calidad de vida, el bienestar emocional y las posibilidades de ser feliz.
Este libro propone a padres, madres y educadores de todos los niveles el enfoque CODDA (Contextos, Desarrollo, Dimensionalidad y Apoyos), una herramienta para la comprensión del autismo que va mas allá de las etiquetas diagnosticas.
Durante muchos años, el diagnóstico del autismo se ha centrado en el grado de interacción social que presenta el niño: desde la falta de contacto visual hasta la ausencia de habilidades lingüísticas y de comunicación.
Una intervención temprana es clave para conseguir un tratamiento efectivo, las señales reveladoras de este trastorno no suelen ser evidentes hasta que el niño cumple dos o tres años.
El enfoque de este libro parte de la idea de que es posible detectar un trastorno autista durante el primer año de vida a partir de los movimientos que lleva a cabo el bebe. Los autores han estudiado la forma de darse la vuelta, de sentarse, de gatear y de andar de los bebes, y han desarrollado distintos métodos para identificar unos patrones de movimiento que parecen ser precursores del autismo
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